Nos despertamos con la luz de un nuevo día, con la misma tormenta que no parecía querer menguar... desayuno dentro, mochilas listas, termómetro marcando unos -10... no podía ser tan malo!
Mientras nos terminábamos de vestir para enfrentar la tormenta tuvimos otra visita del equipo de motonieves... esta vez fueron 6 las que se acercaron a la isla y así nos enteramos, cuando el que llego primero nos vino a hablar, que se trataba de un tour que estaban haciendo y que las cabañas eran las paradas con explicación. Aparentemente nos volvimos el highlight del momento. Fue ese mismo guía, con algún otro cliente loco, el que había estado la noche anterior... (no entiendo quien querría salir a recorrer en una noche como esa). Les dejamos nuestro refugio todavía caliente y comenzamos nuestro camino hacia Kaikunuora.
La nieve no solo había borrado nuestras huellas del día anterior, sino que también las de la ruta de motonieves que teóricamente es mas estable. Bajo bastante la visibilidad, pero por suerte el camino era fácil... Seguir la ruta de motonieves (que si bien no se veía, alcanzaba con dar un paso fuera de ella para hundirse en la nieve, así que al tacto era viable mantenerse sobre ella) hasta la punta de la isla, y tomar dirección pleno este desde ahí. Aproximadamente 10 Km

Salir de la ruta no fue fácil y la tormenta hizo lo que pudo para complicarnos el día, en algún punto la nieve dejo de caer para simplemente desplazarse paralela al piso y apuntarnos a la cara... pero cuando ya estábamos a mitad de camino entre la pista y la cabaña reapareció el grupo de motonieves desde adelante, que volvían de almorzar en Kaikunuora. Frenaron junto a nosotros para decirnos que nos esperaba una cabaña caliente no muy lejos y después de que pasaron saltamos contentos sobre sus huellas, sabiendo que nos iban a guiar por terreno fácil hasta la puerta de la cabaña.
Más allá de que la nieve ya las había cubierto para cuando llegamos, avanzar sin hundirse es avanzar rápido y el refugio no tardo en aparecer. A los pocos minutos de haber entrado en la cabaña, el fuego ya ardía, y nosotros nos sentábamos, ya con ropa cómoda, frente a un plato de sopa bien caliente

Poco a poco dejamos la tormenta fuera y nos reconfortamos en la cabaña. Esta estaba pensada para 9 personas, mucho más grande de lo que necesitábamos... así que colgamos una cuerda y tapamos una de las aberturas (que tenia una cama doble) usando dos de nuestras mantas de emergencia. Perdimos luz, pero ganamos calor... un cambio totalmente aceptable.
No hubo ganas de volver a salir a caminar bajo la tormenta (quién lo hubiera dicho?) así que las cartas dominaron el resto de la tarde, la cual rápidamente se transformo en noche.
La mañana nos devolvió el sol, y con él pudimos ver la isla donde estaba construido el refugio con buenos ojos... Era simplemente espectacular (y muy muy chiquita!)

Era un día hermoso y el termómetro solo marcaba -15 así que no tardamos en desayunar, acomodar las cosas y salir a dar una vuelta. Como teníamos menos cabañas que días, decidimos repetir esta y pasar dos noches en la siguiente, y aprovechar el día extra para recorrer un poco (el placer de caminar sin mochila!). Claramente la tormenta ya había hecho desaparecer nuestras huellas, pero después de caminar un poco dimos con marcas de motonieve que nos facilitaron cruzar a la isla de enfrente, donde en el mapa figuraba una carpa lapona. Queríamos ver como eran, ya que la anterior había resultado ser un refugio nomas, pero corrimos con la misma suerte. Será que se prendieron fuego más rápido? Lo que puedo decir sin duda es que en el lugar donde la carpa debía estar, encontramos un complejo de cabañas de día, varias eran abiertas (tenían las cuatro paredes, pero con agujeros lo suficientemente grandes para que pasaran dos personas al mismo tiempo tranquilas. Sin duda estaban pensadas para el verano) y la única que estaba pensada para invierno era mejor que aquella donde pasamos la primer noche (y tanto frío). Nuevamente encontramos brazas en la salamandra (si, esta tenia salamandra, y una mesa! realmente nada que ver con Harrioja), alguien había estado por acá hace no mucho tiempo. Otra vez el grupo de Vikingos?
Descansamos un poco aprovechando el calor de la cabaña por más que no lo necesitábamos realmente (estábamos en un día de descanso al final de cuentas), y continuamos explorando por el lago que se adentraba por un estrecho en la isla hasta donde pudimos, no muy lejos de las cabañas decidimos ir para otro lado dado que había muchas zonas con una capa superficial de agua (nieve derretida debajo de la nieve fresca que no se llego a congelar todavía. Nos habían dicho en la oficina de turismo que la semana anterior había estado mas cálida y que nos íbamos a encontrar con varios parches de agua, especialmente cerca de las costas. Si bien no representan ningún riesgo, tan pronto como sacas la raqueta mojada de la huella que hiciste al caminar, el aire congela el agua haciendo la raqueta considerablemente más pesada...) y comenzamos a bordear la costa de enfrente a nuestra isla hacia un "viewpoint" que aparecía en el mapa, el cual resultó ser una piedra grande, con una pila de piedras arriba. Si bien eso en si no fue muy interesante, la caminata valió la pena, disfrutando tanto del paisaje como de caminar sin la mochila y poder adentrarnos un poco en tierra entre los árboles (caminar 15 kilos mas ligero hace que te hundas menos).

El viento empezó a soplar fuerte y las nubes a cubrir el cielo, así que emprendimos nuevamente el cruce del lago de vuelta al refugio... Para cuando llegamos nuestras huellas ya habían desaparecido así que nos volvimos a hundir abriendo el camino hacia la cabaña. El viento siguió soplando con fuerza toda la tarde, llevándose poco a poco las nubes y, para la puesta del sol, volvimos a tener visitas (Y uno que se viene a estos pagos para tener tranquilidad!!). Escuchamos, antes de ver, el ruido de una motonieve acercandose que trajo consigo una pareja finlandesa que, lejos de querer entrar a calentarse, se pusieron a armar un fuego en el fogón fuera de la cabaña para cocinar salchichas y ver la puesta del sol... Nada mal para un picnic de Domingo! Aparentemente estaban parando en una cabañita en alguna otra parte del lago y salieron a dar la vuelta al perro... la tarde claramente daba para eso

Con el sol se fueron los fineses y nosotros volvimos a disfrutar de nuestra soledad. Ya entrada la noche, mientras estábamos preparando la cena escuchamos ruidos fuera de la cabaña. Esta vez no de motonieve, sino golpes suaves contra las paredes, que pronto se convirtieron en pasos en la antesala de la cabaña. Se abrió la puerta y se asomo una pareja rusa que, tras haber encontrado llena de gente (dijeron al menos 5 personas) Jääsaari, se vieron obligados a seguir esquiando todo el camino hasta acá. Rápidamente descolgamos las mantas para desbloquear la "habitación" restante y les hicimos un poco de espacio para acomodarse. Tenían cara de cansados, se pusieron al toque a cocinar y preparar las cosas para dormir, pero pudimos charlar un rato en el medio. Habían conducido unos 200km hasta el lago esa mañana desde su pueblo, con idea de pasar el finde largo esquiando sobre el lago. Iban a ir a otra cabaña al norte al día siguiente, y terminar la tercer noche en Petäjäsaari, nuestro próximo destino.
No tardamos mucho en meternos en las bolsas de dormir, ellos estaban claramente muertos, y a nosotros nos esperaba el día mas largo mañana, 13 Km nos separaban de Petäjäsaari, atravesando el principio de la zona "abierta" del lago, las islas eran pequeños conjuntos de arboles a lo lejos, complicando identificarlas para saber donde estábamos parados en el mapa... Recién acá nos pudimos hacer una idea de la inmensidad del lago, el desierto no tenía fin...

El camino era largo, y mi pie derecho no quería arrancar... me vi obligado a abrir mi propia huella, porque me dolía mucho mantener el paso de la que los chicos abrían, y eso no sumo demasiado... Después un par de horas de haber salido, sin estar demasiado mas cerca de las islas, yo ya estaba muy cansado y me costaba caminar. Pronto empecé a aminorar la marcha y a tomar descansos mas seguidos... y fue durante uno de estos que escuche el lago por primer vez... Como si un trueno hubiera resonado en la distancia... o como si alguien hubiese disparado un arma en un hangar cerrado. Hermoso y aterrador.
A medida que nos adentramos en la parte abierta del lago estos estruendos se hacían cada vez mas frecuentes y no tan lejanos, pronto comenzamos a sentir las vibraciones en los pies junto con el trueno debajo del hielo.
"El centro del lago es la parte mas fina o mas gruesa del hielo?" preguntó Rudy en uno de los descansos... pero no supimos responderle. Nuestras cabezas nos aseguraban que todo estaba bien, que no nos hubieran dejado venir al lago si hubiese riesgo del que el hielo se quebraba, que había rutas de motonieve que atravesaban el lago, y ellas eran mas pesadas que nosotros... pero también distribuían mas el peso... y había rutas de motonieves que cruzaban el lago? Lo cierto es que por mas que pensáramos lo que pensáramos, las tripas se apretujaban cada vez que el hielo tronaba. Continuamos la marcha, ya estábamos en el medio del lago, no había nada más que hacer.
El día transcurría lento, mi cansancio aumentaba y las islas no se agrandaban demasiado. Demasiadas veces me saque la mochila para usarla de asiento, el pie dolía, el hielo sonaba y el sol pegaba fuerte, lo cual lejos de reconfortarme, hacia que las tripas se juntaran más cada vez que tronaba.

Fue durante una de estas paradas que sentí que el tiempo se había detenido, no por un trueno esta vez, sino por un "crack", seguido de otro
"crack", seguido de otro, desde no muy lejos hacia mi derecha, acercando cada vez más hasta donde yo estaba, pasando por debajo mío y siguiendo hacia la izquierda. Mi mente vio como debajo de la nieve se agrietaba el hielo bajo mis pies.

El corazón carburaba a mil, toda la adrenalina estaba en mi cabeza. De un salto estaba en pie, por medio segundo dude de dejar la mochila y correr, pero sabia que más importante de yo estar seco era que la mochila este seca... sin querer perder mas tiempo la agarre de uno de sus brazos y corrí, esperando que en cualquier momento el hielo se empezase a balancear... Pero nada pasó. La nieve se mantuvo firme, y el agua lejos.
Claramente tuve que parar de nuevo apenas mi cerebro entendió que estaba fuera de peligro y la adrenalina se fue tan rápido como vino. El pié izquierdo ya me había empezado a doler igual que el derecho, de compensar uno con el otro supongo, y ya no veía la hora de llegar a la cabaña, pero las islas seguían lejos. Finalmente llegamos a la primer isla de las que teníamos que pasar. Descansamos un poco en tierra firme... no es que hubiese mucha diferencia con frenar sobre el hielo (de hecho, había mas nieve), pero la cabeza estaba contenta de no estar sobre el agua.
Retomamos la marcha. Pensaba en lo que nos había costado la segunda mitad del segundo día, esta vez era yo el que estaba más atrás. La ballena se quedo cerca mío, abriéndome una huella con pasos mas cortos y yo simplemente me concentraba en poner un pie detrás del otro sobre sus pasos.
Así pasamos a otra pequeña isla, y a otra. El sol amenazaba por ponerse pronto, y nosotros tratábamos de entender donde estábamos, pero no llegábamos a darnos cuenta que isla era cual. Todo muy lindo con los mapas y las brújulas, pero a esa hora y en esas condiciones, gana la tecnología. El GPS nos respondió rápido, marcando su punto azul unos 800 metros más adelante de lo que pensábamos, y de donde teníamos que adentrarnos en el estrecho entre dos islas para llegar a la cabaña. Pero el prospecto era bueno, menos de dos kilómetros nos separaban de la cabaña! Arrancamos el ultimo esfuerzo, la ballena abriendo la huella delante, yo la seguí detrás.
Poco después, ya caminando entre las islas, sin previo aviso y en medio de un paso fue donde el hielo cedió. Empuje fuerte con el otro pie para caer avanzando, cosa de sacar el pie del agujero y caer sobre la nieve. No hubo "cracks" ni grietas, el hielo cedió en una especie de circulo que por suerte no se agrandó. El pie no llego a estar un segundo debajo del hielo, pero el mismo tiempo tardó en formarse una capa blanca, como si alguien me hubiese tirado "hielo instantáneo" sobre el bota. Nuevamente con adrenalina, le hice señas a Rudy para que no se acercara y bordeara la zona y, tras pensarlo dos veces, avance un poco en 4 patas para alejarme del área. Así fue como comenzó la carrera: en cuanto nos juntamos y la ballena se enteró, apuró la marcha para llegar rápido a la cabaña y prender el fuego. Yo seguí al paso que pude manejar... por suerte estábamos cerca y una media hora mas tarde ya estaba calentándome frente a la salamandra con los pies envueltos en una manta (de hecho, tuve que usar lo que me quedaba de agua "caliente" (la botellita térmica muy buena, todavía la mantenía tibia!) para derretir la capa de hielo y poder sacarme la raqueta y la bota...)

La noche terminó de caer y con la cabaña caliente ya todos nos sentimos mejor. No pasó mucho antes de, ya habiéndome olvidado de los inconvenientes de la jornada, tener la cabeza en otro cosa... el cielo estaba despejado y el pronostico era bueno!! Finalmente teníamos altas posibilidades de volver a ver las auroras.
Algo molesto de no haberme quedado afuera tanto como "hubiera debido" el primer día, estaba ansioso por volverlas a ver y disfrutarlas mejor. Tome el papel de Manu, y desde que oscureció completamente salí cada 10 / 15 minutos a la puerta de la cabaña a ver si se veía algo. El pronostico decía que había dos momentos de buena intensidad durante la noche... tipo 9 y tipo 1. Cuando se acercaban las 9 empezamos a ver una nube blanca que parecía reflejar la luz de la luna llena pero, tras discutir un buen rato y sacarle una foto, vimos que era una aurora, aunque muy poco impresionante... y no quiso dar más, se mantuvo así hasta pasadas las 11.
Los chicos desalentados se fueron a dormir, pero yo tenia la idea fija de volver a ver la aurora, no iba a desperdiciar la chance.
Aprovechando que el día siguiente era de descanso, me puse a leer, todavía saliendo cada 10 / 15 minutos, hasta que tipo 12 y media comenzó el show.
Una aurora con varias "ramas" atravesó el cielo! Y ahora si me encontré solo, abrigado con absolutamente todo lo que tenia, sobre el lago congelado (todavía escuchando algún que otro trueno de fondo), con el bosque de fondo y viendo las luces danzar en un cielo cubierto de estrellas. No le podía pedir nada mas a este viaje.

Me quede lo que aguanté y a eso de las dos y media, cuando ya se había oscurecido bastante y hacia tiempo que no se movía, me metí en la bolsa de dormir (previo notar que el termómetro marcaba -21)
PD: Según la mitología Finesa, la aurora boreal es causada por un zorro de fuego que corrió tan rápido sobre la nieve, que su cola causó que chispas se eleven al cielo nocturno, así creando la aurora. En finés la palabra Revontulet se traduce literalmente como Zorro llamas
